El Yoga y los sueños

(Texto de Sri Aurobindo) .

 ”El sueño, debido a su base subconsciente produce generalmente una caída a un nivel inferior, a menos que sea un sueño consciente. Hacer que sea más y más consciente es el único remedio permanente, pero en tanto no se consiga este objetivo, al despertar se debe reaccionar siempre contra la tendencia al abatimiento y no permitir que el efecto deprimente de las noches se acumule. Esto exige siempre una disciplina y un esfuerzo constante y requiere tiempo, algunas veces mucho tiempo. No es bueno abandonar el esfuerzo con el pretexto de que no se obtiene un resultado inmediato.

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Durante la noche, la consciencia desciende casi siempre por debajo del nivel alcanzado en la sadhana en la consciencia de vigilia, a no ser que se tengan durante el sueño experiencias especiales que eleven, o que la consciencia yóguica adquirida sea lo bastante fuerte en el físico mismo, para contrarrestar la acción de la inercia subconsciente. En el sueño normal, la consciencia que permanece en el cuerpo es la del físico subconsciente, que es una consciencia disminuida, no despierta y viva como el resto del ser. Éste se retrae, y una parte de su consciencia se va a otros planos, a otras regiones, en donde tiene experiencias que se traducen en sueños, como ese que me has referido. Dices que vas por sitios horribles y que tienes experiencias como la que narras, pero eso no significa necesariamente que exista en ti algo morboso. Quiere decir, simplemente, que vas por el mundo vital, como todo el mundo, y el mundo vital está lleno de lugares y de experiencias de este género. Lo que debes hacer no es tanto evitar que te ocurra esto, puesto que es imposible impedirlo del todo, cuanto ir plenamente protegido, hasta que hayas obtenido la habilidad de moverte en estas regiones de la naturaleza suprafísica. Ésa es una de las razones por las que deberías acordarte de. la Madre y abrirte a la Fuerza antes de echarte a dormir; porque cuanto más se afirme en ti esta costumbre y mejor lo hagas, tanto más su protección estará contigo.

Estos sueños no son todos simples sueños; no todos son una construcción fortuita, incoherente o subconsciente. Muchos son recuerdos o transcripciones de experiencias vividas en el plano vital, en el que se penetra durante el sueño; algunos son escenas o acontecimientos del plano físico sutil. Allí, con frecuencia, se pasa por circunstancias o se desarrollan actividades parecidas a las de la vida física, con el mismo contorno y las mismas personas, aunque en general, exista una cierta, y a veces considerable, diferencia en el orden y en las formas. Pero se puede también entrar en contacto con otros contornos y con otras gentes, que no se conocen en la vida física o que no pertenecen en modo alguno al mundo físico.

En el estado de vigilia, solamente tienes consciencia de un cierto campo, de una cierta acción limitada de tu naturaleza. Durante el sueño puedes llegar a tener una clara consciencia de cosas que están más allá de este campo, de una naturaleza mental o vital más vasta detrás del estado de vigilia, o bien de un físico sutil o de una naturaleza subconsciente que contienen gran parte de lo que está en ti pero que no es perceptible en estado de vigilia. Todas estas zonas oscuras deben ser iluminadas, pues de otra manera la prakriti no puede ser cambiada. No te inquietes por esa multitud de sueños del vital o del subconsciente (la mayor parte de la experiencia onírica procede de esos dos campos), pero aspira a liberarte de estas cosas y de las actividades que revelan, a ser consciente y a rechazar todo lo que no sea la Verdad divina; cuanto más te acerques y te adhieras a la Verdad en el estado de vigilia, rechazando todo lo demás, tanto más este tejido de sueños inferiores se clarificará.

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Los sueños que describes son muy claramente sueños simbólicos del plano vital. Estos sueños pueden simbolizar diversas cosas; el juego de las fuerzas, la estructura y la trama subterránea de cosas hechas o experimentadas, acontecimientos reales o potenciales, movimientos o cambios reales o sugeridos en la naturaleza interna o externa.

La timidez, expresada en el sueño por medio del temor, no correspondía probablemente a ninguna cosa de la mente consciente o del vital superior, sino a algo subconsciente de la naturaleza vital inferior. Esta parte se percibe siempre pequeña e insignificante y con suma facilidad tiene miedo de desaparecer absorbida por una consciencia más vasta; un miedo que en algunas personas, al primer contacto, llega hasta al espanto o al pánico.

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Todos los sueños de esta clase son evidentemente formaciones como las que se encuentran a menudo en el plano vital y, más raramente, en el plano mental. Algunas veces son formaciones de tu propia mente o de tu vital; a veces formaciones de la mente de otra persona exactamente transcritas o modificadas en la tuya, otras por último, proceden de formaciones hechas por fuerzas o por seres no humanos, pertenecientes a estos planos. Estas formaciones no son verdaderas y no se convierten necesariamente en cosas reales en el mundo físico; pero pueden sin embargo influir en el plano físico si

han sido formadas con este propósito o con esta tendencia y, si se les permite, pueden manifestar sus circunstancias o su significado -puesto que son casi siempre simbólicas o esquemáticas- en la vida interior o exterior. La mejor conducta a seguir consiste simplemente en observarlas y entenderlas, y si proceden de una fuente hostil, rechazarlas o destruirlas.


Existe otra clase de sueños que no tienen el mismo carácter, que son la representación o la transcripción de cosas que ocurren realmente en otros planos, en otros mundos, bajo condiciones distintas a las nuestras. Hay también algunos sueños que son puramente simbólicos, y otros que señalan movimientos y propensiones que existen en nosotros, tanto familiares como desconocidos para la mente de vigilia, o que utilizan viejos recuerdos y hacen surgir cosas, almacenadas pasivamente o que están activas todavía en el subconsciente: toda una masa de materiales varios que tiene que ser transformada o expulsada a medida que se eleva uno hacia una consciencia superior. Si se aprende a interpretarlos, se puede obtener a través de los sueños un gran conocimiento de los secretos de nuestra naturaleza y de la de los demás.

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Tratar de mantenerse despierto durante la noche no es un buen método, porque la supresión del sueño requerido produce en el cuerpo un estado tamásico en el que es imposible la concentración necesaria durante las horas de vigilia. El sistema correcto consiste en transformar el sueño, no en suprimirlo, y especialmente en adquirir la capacidad de ser cada vez más consciente durante el sueño mismo. Si se consigue esto, el sueño se transforma en un modo interno de consciencia, en el cual la sadhana puede continuar como en el estado de vigilia, y en el que se adquiere al mismo tiempo la capacidad de entrar en otros planos de consciencia distintos de los físicos y de disponer de un inmenso campo de experiencias informativas y utilizables.

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El sueño no puede ser sustituido, pero puede ser transformado en un sueño consciente. Si se está consciente, durante el sueño, la noche puede ser utilizada para una acción superior, siempre que el cuerpo tenga el reposo necesario; porque la finalidad del sueño es el descanso del cuerpo y la recuperación de la fuerza vital física. Negarle al cuerpo el alimento y el sueño que necesita -cosa que algunos tratan de hacer, empujados por una idea o por un impulso ascéticos- es un error. De esta manera lo único que se consigue es deteriorar la base física y, aunque la energía yóguica o la vital puedan mantener en acción durante mucho tiempo a un organismo físico sobrecargado o declinante, llega un momento en que mantener esta tensión deja de ser tan fácil o resulta tal vez imposible. Al cuerpo hay que darle lo que necesita para que funcione de manera eficiente. La norma debería ser: una alimentación moderada pero suficiente (sin gula ni deseo) y suficientes horas de sueño, pero no del tipo pesado y tamásico.

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El sueño que describes, en el que reina un silencio luminoso o el sueño en el que se percibe el ananda en las células, son evidentemente los mejores estados. Las otras horas, aquellas que estás inconsciente, pueden ser periodos de sueño profundo, durante los cuales hayas salido del plano físico para entrar en el mental, en el vital o en otros planos. Dices que estabas inconsciente, pero puede ser simplemente que no te acuerdes de lo que pasó; porque al volver se produce una especie de transferencia de la consciencia, una transición o cambio, en virtud del cual todo lo que es ha experimentado en el sueño (excepto, tal vez lo acontecido al final o algún suceso muy impresionante) se retira de la consciencia física y todo se disipa. Existe otro estado parecido, un estado de inercia que no es solamente vacío, sino también pesado y sin recuerdos, que se produce únicamente si te hundes profunda y torpemente en el subconsciente. Esta zambullida subterránea es muy inconveniente; produce ofuscación, abatimiento y, muchas veces, más que descansar, fatiga; es exactamente lo contrario del silencio luminoso.

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Lo que pasó no fue que te quedaste medio dormido o una cuarta o dieciseisava parte dormido; fue una interiorización de la consciencia que, en ese estado, permanece consciente, pero cerrada a las cosas exteriores y abierta solamente a la experiencia interior. Tienes que distinguir claramente estas dos condiciones que son absolutamente diferentes; la una es nidra, la otra por lo menos el comienzo del samadhi (no el nirvikalpa, desde luego). Este retirarse hacia el interior es necesario porque la activa mente del ser humano está al principio demasiado orientada hacia las cosas exteriores; debe recogerse completamente adentro para poder vivir en el ser interior (mente interior, vital interior, físico interior, psíquico). Pero con el entrenamiento adecuado se puede llegar a permanecer consciente exteriormente mientras se está viviendo en el ser interior y a entrar a voluntad en el estado de introversión o en el de expansión. Podrás entonces tener la misma densa inmovilidad y el mismo influjo de una consciencia más grande y más pura tanto en estado de vigilia como en el que impropiamente llamas «sueño»..

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